Santiago de Huata: municipio paceño

(Bolivia informa).- Santiago de Huata es una población y municipio de la provincia Omasuyos, departamento de La Paz, Bolivia.

HISTORIA DE SANTIAGO DE HUATA

Santiago de Huata es un pueblo ubicado a orillas del Lago Titicaca, en la república de Bolivia. Este pueblo fue fundado en 1779, aunque esta fecha corresponde en realidad a una segunda fundación, porque, la primera fue bajo el nombre de Doctrina de Santiago, durante la fundación de La Paz.En la época prehispánica, esta península, estaba ocupada por poblaciones nativas como los urus, puquinas (cultura Chiripa) y aymaras. Posteriormente fue invadido por los inkas.En ese territorio, en los primeros años de la época colonial, los españoles establecieron una encomienda bajo el nombre de Achacachi, de la cual dependía la Vice parroquia de Santiago.Posteriormente,en 1779, fue fundado bajo el nombre de Santiago de Huata, que es en realidad un nombre mestizo; Santiago por el Apóstol Mayor (castellano) y Huata que viene del termino puquina Coata “deidades protectoras” y Wat’a (aymara)”pies internados en el lago”, es decir en aymara tiene relación con los términos geográficos de península y bahía.En la época republicana siglo XIX, su importancia radica en la producción agropecuaria, tanto en comunidades o ayllus y haciendas.

El pueblo de Santiago de Huata, también llamado Bello Rincón en la época colonial, fue establecida sobre el espacio ocupado desde tiempos remotos por la comunidad Huarcaya, los cuales eran caciques, comerciantes, estancieros y autoridades eclesiásticas.Municipios paceños

En los primeros años coloniales este pueblo era conocido simplemente como Santiago. El nombre de Santiago de Huata surgió en 1779, con la fundación del pueblo bajo ese nombre. Santiago de Huata es un nombre mestizo que refleja la mezcla cultural y religiosa entre la población originaria y la hispana en la época colonial. El significado del nombre de Santiago de Huata, provine: Santiago por el Apóstol Mayor (castellano) y "Huata" que viene del término puquina Coata "deidades protectoras" y Wat'a (aymara) "pies internados en el lago".

La región que hoy se conoce como Santiago de Huata, desde aproximadamente 1800 a. C., estuvo habitada por poblaciones lacustres, seminómadas y dispersas. En gran parte de este territorio, que forma una península, los primeros grupos humanos estaban vinculados con el Lago Titicaca y se caracterizaban por ser pescadores, cazadores y recolectores. Posteriormente, en un largo proceso se fueron conformando nuevos grupos poblacionales. Durante la época prehispánica, esta península, estaba ocupada por poblaciones nativas como los urus, puquinas (cultura Chiripa) y aymaras

Los pueblos Uru, se caracterizaban principalmente, por ser pescadores y expertos navegantes del lago y se encontraban distribuidos en toda la región lacustre del Titicaca, el río Desaguadero y el Lago Poopó.

El ecosistema lacustre y la diversidad de recursos naturales del Titicaca se constituyeron en la base fundamental del sistema de vida de los Uru, con el cual permitió un manejo diversificado de su economía, pero básicamente eran cazadores y pescadores; coexistiendo en épocas posteriores con los puquina y los aymara.

Gracias al proceso de domesticación de plantas y animales, surgieron los pueblos agropecuarios. Hacia 1500 a. C., en base a los antiguos habitantes de Santiago de Huata, se fueron conformando paulatinamente, los pueblos de pastores y agricultores en las laderas de los cerros. Estas poblaciones estuvieron dispersas a lo largo y ancho de la actual península de Santiago de Huata. Las poblaciones más características de esta fase estuvieron asentadas en las actuales zonas de Huarcaya, Kalaque y Chua. En este periodo se dieron los primeros pasos en la construcción de terrazas agrícolas para la agricultura a secano de temporal.

Posteriormente, hacia 1000 a. C., la cultura Chiripa, ampliamente extendida en el lado sur del lago Titicaca, se manifestó en Santiago de Huata.

Sobre la base de los asentamientos anteriores, en las colinas y laderas de los cerros con vista hacia el lago, se fortaleció la práctica agrícola, en donde se tuvo una mayor organización e interacción entre las diferentes comunidades, contando con sitios para  diferentes rituales religiosos y actividades públicas. En los sitios sagrados resaltaban las estelas de piedra, de la tradición religiosa Yaya – Mama.

Hacia el año 100 a. C., la actividad económica se intensificó con la utilización de camélidos en el transporte de los productos y en la alimentación. En esta fase se consolidó la actividad de intercambio, con mayor movimiento de las caravanas de llamas.

Hasta esos años, eran comunidades periféricas respecto de núcleos mayores. Pese a esta situación hubo una interacción con la cultura Tiwanaku. Pero, las poblaciones de Santiago de Huata, recibieron mayor influencia, durante el periodo de Tiwanaku expansivo, hacia 400 d. C. Esta situación dio lugar al surgimiento de comunidades mayores, que se caracterizaban por el incremento de la agricultura, mayor aprovechamiento de los recursos lacustres y la crianza de ganado camélido. En general, en la región lacustre, este proceso dio paso a la formación del grupo cultural Colla, de lengua puquina, que se caracterizaba, principalmente, por la crianza de gran cantidad de ganado.

Paulatinamente, las poblaciones de las inmediaciones del lago Titicaca pasaron a conformar grupos mayores, fruto del surgimiento de los pueblos Omasuyos (1100 d.C.), en toda la región altiplánica. Migraciones y transformaciones socio-culturales locales dieron lugar a la formación de los señoríos: Colla, Pacaje, Lupaca, Caranga, Asanaque, Charka, Qara qara, Chui y Chicha. El señorío Colla, como la mayoría de los señoríos, estaba dividido en Urcosuyo (en la orilla oeste del Lago Titicaca) y Umasuyu (en la orilla este del Lago Titicaca, que incluía el territorio de la actual región de Santiago de Huata). En el lado Umasuyu del territorio Colla se hablaba la lengua puquina.

Posteriormente, hacia 1450 d. C., los Inkas invadieron territorio Colla ocasionando grandes revueltas entre los pueblos lacustres. Los pueblos agredidos, “Pelearon con gran pertinacia y ceguera, particularmente los Collas, que como  insensibles se metían  por  las armas de los Incas y, como bárbaros obstinados en su rebeldía, pelearon como desesperados, sin orden ni concierto.

Con la expansión Inkaica, en Omasuyos, se fortaleció el sistema de los mitmaq, que eran una red de “colonias” o comunidades que controlaban diferentes pisos ecológicos. Los Inkas, aproximadamente hacia 1500 d.C., establecieron en Huata comunidades de mitmas en Uricachi, Cumbi y Jakerana con diferentes propósitos. Por ejemplo, existía una comunidad de olleros cerca de Jakerana que pasó a convertirse en comunidad de mitmas del Inka.

La influencia inkaica, en toda la región altiplánica, ayudó a fortalecer la infraestructura de caminos y se definieron de alguna manera las fronteras en diferentes zonas. Antes de la invasión Española en la península de Santiago de Huata las comunidades estaban organizadas en Parcialidades y ayllus. En la parcialidad Aransaya estaban contempladas las comunidades de Huarcaya, Kalaque y Ajllata. En la parcialidad Urinsaya estaban las comunidades Pucuru, Coquena, Chancoroma, Tauca y Quilluru. Existían comunidades menores dependientes de estas parcialidades, que en los primeros años de la época colonial eran denominadas estancias.

El 6 de agosto de 1825 se declaró la independencia y se creó la nueva República. Bolivia, optó por una división política en Departamentos, Provincias y Cantones. Los pueblos y curatos de Omasuyos pasaron a convertirse en cantones en 1826. En este contexto, Santiago de Huata estaba comprendido entre los 11 cantones de esta provincia.

Santiago de Huata durante la época colonial.

Antes de la presencia española en los territorios ocupados por las actuales regiones de Santiago de Huata y Achacachi, las comunidades locales estaban divididas en parcialidades, respondiendo a una organización territorial preinkaica (Aransaya y Urinsaya). Cada parcialidad tenía un cacique o gobernador principal.

Los colonizadores españoles a la cabeza de las autoridades eclesiásticas, al ocupar estos territorios tomaron en  cuenta  la  división  en  parcialidades  y  establecieron  dos  doctrinas  de  clérigos: en  la

parcialidad Aransaya la parroquia de Santiago y en la parcialidad Urinsaya la parroquia de San Pedro. La actividad religiosa y económica de la administración colonial ayudó a que, después de algunos años, la zona de San Pedro de Achacachi se convirtiera en una zona estratégica, ya que era la ruta obligatoria hacia los centros económicos como Carabaya, Larecaja, Cuzco y Potosí.

En general, con la colonización española de la zona andina, las comunidades quedaron divididas en Distritos y estas a su vez en Encomiendas y Repartimientos. Entre 1556 y 1560, bajo el Virreynato de Andrés Hurtado de Mendoza (Marqués de Cañete), se establecieron repartimientos en la región del Titicaca. El Repartimiento de Achacachi, contemplaba a las parcialidades de Aransaya (actual región de Santiago de Huata) y Urinsaya (actual región de Achacachi).

A mediados del siglo XVI había en el Collao unas 82 encomiendas con un promedio de 800 comunarios cada una. En el actual territorio de Omasuyos, entre 1570 a 1571, habían los siguientes Repartimientos: Huarina, Achacachi y Ancoraymes.

A mediados del siglo XVIII el altiplano circumlacustre del Titicaca y en general de la región de La Paz, se convirtió en el centro de la economía agropecuaria y del crecimiento poblacional, dando lugar a la formación de la región altiplánica de La Paz.

En 1778, en el Obispado de La Paz, se gestionó la división de Achacachi y la posterior fundación de un nuevo Curato  con  el nombre de Santiago  de Huata. Y posteriormente, la Audiencia de Charcas autorizó al Obispo de La Paz el establecimiento, en la provincia Omasuyos, del nuevo Curato de Santiago de Huata.

El pueblo erigido como Curato bajo la advocación del apóstol Santiago en 1779, reconocía como su territorio a gran parte de la península donde estaban establecidas las comunidades de Huarcaya, Kalaque, Ajllata, Tauca, Quilluru, Coquena, Pucuru, Ajlla, Tolatola y Cachilipe. Las estancias y haciendas que estaban en su jurisdicción eran: Japuraya, Jakerana, Chijchicachi, Huanaco, Cocotoni, Cacahuaji, Iquicachi, Phorejoni, Junco, Mohomó, Pahana, Ajaría, Wilcahuaya, Lucana, Compi, Chua y Janko Amaya.

Santiago de Huata durante la época republicana, siglo XIX y XX.

En Bolivia, desde fines del siglo XIX, hubo un aumento significativo de la minería de la plata y el estaño, y el auge de la goma en el norte del país. En este contexto, durante los primeros años del siglo XX, surgieron diferentes transformaciones en las poblaciones rurales del país. En el altiplano paceño, las grandes y pequeñas propiedades de tierras, se habían multiplicado dando lugar al predominio de las propiedades privadas, como las haciendas, sobre las tierras comunales.

En Santiago de Huata, propietarios de haciendas, comerciantes, vecinos y comunarios prósperos adquirieron nuevas tierras en las comunidades libres.

Antes de la Reforma Agraria (1953) el espacio de Santiago de Huata se distribuía entre el 80% de haciendas y propiedades pequeñas y el resto comunidades libres.

Hacia 1913 la única ruta de transporte motorizado hacia el Lago Titicaca era la de La Paz - Achacachi, luego con la participación de la Sociedad Agropecuaria, que agrupaba algunos hacendados de la región lacustre, se habilitó el camino troncal La Paz - Laja - Tambillo - Tiwanaku - Guaqui - Desaguadero. Esta situación posteriormente contribuyó a la incursión de transporte mecanizado y algunas máquinas agropecuarias en diferentes haciendas del altiplano.

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